domingo, 29 de abril de 2012

Hacia Guadalupe

A las 7:30 suena la música en el Polideportivo de Garciaz, después de una jornada difícil. Asoman caritas de sueño de los sacos y empiezan las primeras bromas y sonrisas del día. Amanece soleado, esperamos que hoy el tiempo nos acompañe en nuestra ruta a Guadalupe.
Comenzamos con los preparativos del día y en un par de horas todo está preparado. ¡Es increíble que más de 300 alumnos se organicen tan bien! Con nuestros chicos lo difícil parece fácil.
Son las diez y escuchamos a nuestro Jefe de Estudios cuáles son los planes del día. Se les da la enhorabuena por su comportamiento durante la noche y se les recuerda que todavía pueden mejorar algunos aspectos de la limpieza.
Una vez montados todos en los autobuses ponemos rumbo a Guadalupe con la ilusión de hacer la ruta de Isabel la Católica.
Atravesamos un puente y comenzamos un ascenso que nos lleva hasta unos 900 metros de altitud. En mitad de la ascensión, tenemos que sacar los chubasqueros porque comienza a lloviznar y, un poco más tarde, a granizar. A partir de este momento, la subida se hace más dura, pero se siguen viendo entre nuestros chavales gestos de amistad y unos a otros se animan para llegar al primer punto de encuentro: “Un Castaño Milenario”. Nos comemos los bocatas y hoy a todo el mundo le gusta el embutido que le han puesto. La subida nos ha abierto el apetito.
Retomamos nuestra ruta entre castaños y parece que nos estamos adentrando en un bosque encantado. Las vistas son espectaculares. Nos reunimos en la Ermita de Santa Catalina para merendar y descansar. Los chicos están muy cansados y algunos terminan la ruta en los coches de apoyo. En estos momentos, también vemos como los mayores ceden su sitio en el coche a los más pequeños, sin que nadie les diga nada. Después de tres días de cansancio acumulado es digno de admirar.
Nuestra marcha sigue hasta llegar al pueblo de Guadalupe, callejeamos hasta llegar al Monasterio de Guadalupe, admirando sus soportales y balcones tan peculiares. ¡El esfuerzo ha merecido la pena! El “espíritu del Séneca” invade la plaza del Monasterio y los chicos se sientan en las escaleras para hacernos una foto de grupo. Turistas, cámara en mano, se sonríen al ver un grupo tan numeroso, nos fotografían y nos preguntan de dónde somos.
Ahora toca ya descansar, pero antes debemos subir las maletas donde vamos a dormir esta noche. Justo en ese momento, vuelve a llover, por lo que el esfuerzo se multiplica. Llegamos al instituto y organizamos maletas, duchas… y a continuación a cenar que, tras una jornada de senderismo tan dura, hay hambre.
Ya está todo casi preparado para la “Fiesta del último día”, pero de esa fiesta ya hablaremos en la próxima crónica.